sábado, 1 de junio de 2013

Preocupación de Pérez de Cuéllar por Rafael Romero

Rafael Romero

Qué curioso que en el mismo día en que el Canal 4, América de Televisión, celebraba los 20 años de uno sus noticieros, el embajador Javier Pérez de Cuéllar expresara en un discurso pronunciado en la Municipalidad Metropolitana de Lima, que no está bien que los medios de comunicación se excedieran en la presentación de las noticias donde menores de edad o mujeres son víctimas de la violencia en las más diversas formas. Es más, el ex secretario general de las Naciones Unidas sostuvo que al ver los noticieros le hacían que se pregunte en qué país realmente estaba, ya que todo era muerte y horror.
Y no le falta razón, pues para nadie es un secreto −ni mucho menos algo imposible de comprender− que en la medida en que un canal de televisión exponga más sangre, accidentes, velorios, delitos, secuestros, feminicidios o filicidios en su pantalla, serán los niños los más afectados debido a las escenas de hechos criminales o dolorosos. Obviamente que los noticieros que recurren a ese amarillismo, bajo la fórmula de sexo, sangre y morbo, lo único que van a conseguir es que la gente se vuelva insensible y comience a repetir en su vida los casos de muerte que conoce a través de la televisión.
Un niño que observa constantemente cuchillos ensangrentados a las 6:30 de la mañana, o que mira mujeres golpeadas, con los pómulos hinchados y heridas punzocortantes por todo el cuerpo, la verdad es que recibe un impacto de imágenes tan graves que con el tiempo le van a pasar una factura muy cara frente a su salud mental. Y peor cuando esas mismas imágenes truculentas e ilegales son reiteradas con lujo de detalles en los demás programas del mismo canal y restregadas en los ojos del televidente. Así, al crecer en este ambiente, los infantes y adolescentes verán a la violencia como si fuera algo natural, ya que la televisión es un instrumento poderoso de alienación y emulación.
Es en este marco, vale decir en medio de la firma de un convenio entre la MML y la ANAR (Fundación Ayuda para Niños y Adolescentes), en que esta organización presidida honoríficamente por Don Javier Pérez de Cuéllar, debería invitar a otras autoridades a sumar esfuerzos en la promoción del número telefónico, el 0800-22210, para salvar a niños y adolescentes de las fauces de las drogas, el bullying, la violencia familiar y el abuso sexual, sin perder de vista que el objetivo supremo es buscar el bienestar de la niñez y de los adolescentes. Esperemos que Palacio de Gobierno también haga suya la preocupación del doctor Pérez de Cuéllar, quien aboga por una mejor televisión y sin noticieros sangrientos. 

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