Nadine: democrática rectificación
Rafael Romero
Ciudadana y
primera Dama de la nación, ha dado un paso importante al declarar que descarta
de plano su postulación a la presidencia de la República. A renglón seguido,
también aseguró ante los medios de comunicación que no presentará acción legal ni
recurso alguno orientado a despejarle el camino a una candidatura en el 2016,
para pretender ocupar nada menos que el sillón de su esposo, el jefe del Estado
Ollanta Humala Tasso.
Esta declaración es una saludable y
democrática rectificación, pues para nadie era un secreto el hecho notorio de
querer ser la pieza de recambio del denominado “nacionalismo” y al más alto
nivel. Además las actitudes y el comportamiento de Nadine Heredia lo
evidenciaron en todo este tiempo, así como la fanfarria de su entorno
partidario, parlamentario, palaciego y burocrático más cercano. Pero para
llegar a esta decisión ha pesado mucho el grado de madurez de amplios sectores
populares y ciudadanos que rechazaros esta suerte de “reelección presidencial”,
tal como la catalogó el expresidente Alan García.
Asimismo hay que saludar y felicitar
la sensatez en Palacio de Gobierno, ya que al final muchos se convencieron que
existe un claro impedimento legal a esa postulación y que las leyes deben
respetarse, sin dejar de lado –claro está− lo burdo que resultaba promover una
candidatura con el dinero de todos los peruanos, pues hubiera sido difícil
desprender una campaña electoral del actual cargo honorífico que ocupa Heredia,
al cruzarse presupuestos públicos que lo financian, como por ejemplo viajes, logística
o las subvenciones estatales al personal que le asiste en calidad de asesores, de
seguridad personal, entre otros egresos por más mínimos que estos parezcan.
La primera Dama es una persona joven,
de 37 años de edad, con cualidades innegables de liderazgo, que tiene por
delante el reto de mantener en carrera al Partido Nacionalista, del cual es
fundadora y dirigente activa, por lo que debería esperar su oportunidad y
tranquilamente proyectarse como candidata en el 2021.
De esta manera se va clarificando el
contexto electoral del 2016, donde llegarán políticos muy golpeados como Alan
García y Alejandro Toledo, mientras que seguramente aparecerán otros que
conjuguen y representen la esperanza contra la corrupción, como por ejemplo Ricardo
Belmont, si es que decide postular a la presidencia ya que las circunstancias son
distintas a las de 1995, cuando le robaron la elección.
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